SECCIÓN DE ESTUDIOS SOBRE RELACIONES INTERNACIONALES: abril 2009

Hace tan solo dos días, el embajador checo ante la Organización de las Naciones Unidas, Tomás Husák, abandonó la Conferencia sobre Racismo de la ONU, al considerar, al igual que los embajadores de Israel, Estados Unidos, Italia, Australia, Canadá, Polonia, Alemania, Holanda y Nueva Zelanda, que dicho foro estaba adquiriendo tintes antisemitas ya que los embajadores europeos mencionados consideran inadmisible que se permita al presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, insultar una y otra vez al Estado de Israel abiertamente, calificándolo de racista.

“El discurso de ayer [se refiere a la jornada de inauguración de la Conferencia en la que habló el presidente iraní] fue la gota que colmó el vaso”, dijo a los medios de comunicación Húsar.

Una vez más observamos la falta de unión en consensos importantes de los Países miembros de la Unión Europea, que tal vez debiéramos llamar Desunión Europea, ya que Italia, Alemania, Polonia y Holanda tenían claro desde un principio que si Irán acudía al encuentro ellos no harían acto de presencia, en cambio, los demás decidieron ir pero con la intención de no aceptar provocaciones por parte del Régimen iraní, acabando por marcharse también los delegados de la República Checa, que preside la Unión en este semestre.

El problema ha surgido a raíz de que no se mencione la acción israelí en los territorios palestinos, considerada un genocidio por la mayoría de los Países islámicos y en cambio sí que se recuerda el Holocausto judío. Pero, finalmente, tanto la delegación palestina como la Conferencia Islámica han accedido a no incluir en el consenso el concepto de “difamación de religiones” como condenable, en lo que chocaban unos y otros, al ser considerado por casi todos los Países occidentales una limitación del derecho a la libertad de expresión. Irán en cambio insistía en no hacer mención del Holocausto judío.

Hoy en día se tiende a criticar a Israel por su xenofobia hacia los palestinos y los árabes pero nos olvidamos de que un Régimen como el iraní, que castiga a sus mujeres si son jóvenes y no estando casadas se les sabe de alguna relación íntima o se les cuelga hasta morir, en ejecuciones públicas, por ser adúlteros/as u homosexuales, que acuse a Israel de racista, resulta cuanto menos una broma, pero una broma macabra.

"Ha habido un grave problema en el Consejo. Ha estado obsesionado con Israel y eso es injusto. Consideramos que no se debe diferenciar a un país del resto de los países. Desafortunadamente, varios países tienen graves temas de derechos humanos. También ellos han de ser objeto de examen y no debemos enfocarnos solamente en un país", sostuvo Esther Brimmer, secretaria de Estado adjunta en la Oficina de Asuntos de Organizaciones Internacionales del Departamento de Estado de EEUU.

"Nosotros queremos fomentar la imparcialidad y el equilibrio. Pero es importante estar ahí para exponer las razones, en lugar de permitir que muchos otros que no intentan ser imparciales y justos acaparen la agenda", añadió Brimmer, hablando del Consejo de Derechos Humanos que es un órgano intergubernamental dentro de la ONU y consta de 47 miembros elegidos. Su tarea es fortalecer el fomento y la protección de los derechos humanos en todo el mundo. Los asientos en el consejo son por un período de tres años y éstos se distribuyen entre los grupos regionales de la ONU: 13 para Africa; 13 para Asia; 6 para Europa del Este; 8 para América Latina y el Caribe y 7 para Europa Occidental y Norteamérica.

Sin embargo, el racismo es un azote heredado del pasado que en el siglo XXI está lejos de desaparecer; como aseguraba “Amnistía Internacional”, precisamente en la conflictiva Conferencia contra el Racismo de 2001, el racismo es ejercido también por el aparato estatal y demasiado, lamentablemente, como ocurrió en Ruanda hace quince años o como afirmaba ese organismo privado internacional volcado en la lucha a favor de los derechos humanos con respecto a los Estados Unidos y su sistema judicial, acusándolo de racista ya que de las condenas de muerte entre 1977 y 2001, el 80 % fueron reos de raza negra que habían matado a personas de raza blanca, cuando asesinatos cometen en cantidades iguales tanto blancos como negros.

Sin embargo el caso más descarado sigue siendo el de la India donde la casta Dali o de los “intocables”, esto es, los más pobres, con160 millones de personas, es continuamente agredida, se abusa de todas las maneras imaginables de ellos e incluso son asesinados sin que nadie pregunte nada ni se preocupe lo más mínimo.

Amnistía Internacional acusó entonces también a la Policía británica de no actuar como era debido ante ataques racistas y a la turca de perseguir a la comunidad kurda a los que pretenden eliminar de modo sistemático, al ser considerados terroristas. Claro que Amnistía Internacional también acusó a la Policía española y a la Guardia Civil así como al sistema penitenciario español de vulnerar los derechos de los asesinos de ETA al tenerles desperdigados por toda España y alejados de sus hogares y que se les incomunique o se les torture, por lo tanto manifestando la posibilidad de que los funcionarios de prisiones o guardias civiles practiquen la tortura a presos de ETA, lo cual sencillamente es una barbaridad, simplemente insinuarlo. Para suavizar su condena, AI acusaba también a ETA de atentar contra los derechos de los ciudadanos, pero se olvida que dar crédito a las injurias de los terroristas y sus familiares contra las Fuerzas de Seguridad españolas es ir en contra de la democracia que Amnistía Internacional dice defender puesto que no hay pruebas de esas torturas que desde luego no se producen bajo ningún concepto. La única tortura que se lleva a cabo en España hoy en día es la de ETA al pueblo vasco al que tiene sometido a un régimen de terror desde hace cuarenta años.

Fue precisamente en 2001, en la Conferencia contra el Racismo y la Xenofobia celebrada en Sudáfrica, cuando se insultó de tal modo a Israel que prácticamente se pedía su disolución como Estado y acabó demonizándose a Estados Unidos como País racista que apoya a los israelíes en su genocidio del pueblo palestino. Una declaración tan dura, naturalmente, provocó el rechazo inmediato de muchos Países, no solo los propios Estados Unidos e Israel, sino incluso Irlanda que entonces se había posicionado en contra de la acción israelí contra Palestina, pero que no podía defender los postulados de Regímenes islamistas que ahorcaban a personas por ser homosexuales, adúlteras o simplemente salirse del rígido sistema de valores de la Sharía, radicalizada por esos Regímenes.

Ocho años después, en Durban, el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad insulta de nuevo a Israel y a todo el que le apoye. Un mandatario que en más de una ocasión ha declarado que Israel debe ser eliminado y que ha negado el Holocausto.

Los embajadores europeos y norteamericanos no deben aceptar que un personaje así haga declaraciones de ese calibre en foros internacionales porque incita al odio religioso ya que una vez más, estas reuniones en las que se supone que se pretende luchar contra el racismo no valen para nada ya que el primer error que la ONU comete es invitar a Gobiernos claramente fundamentalistas como el iraní. ¿Qué esperan que ocurra? Una vez más, una reunión sin sentido y sin valor de un Organismo que debe ser revisado porque solo sirve para que los embajadores diriman sus posturas encontradas, discutan y no lleguen a ningún tipo de acuerdo.

Origen del Racismo

La ONU declaró el 21 de marzo como Día internacional de la eliminación de la discriminación racial ya que hace 47 años, tal día como ese, se produjo la masacre de Sharpeville, en Sudáfrica, en la que murieron 69 personas y 300 resultaron heridas por la Policía sudafricana que abrió fuego indiscriminadamente contra una manifestación de hombres, mujeres y niños de raza negra que protestaban por la política del “apartheid”.

Aunque el racismo ha existido prácticamente desde siempre, etnias que se creían superiores a otras a las que esclavizaban, fue en el siglo XIX cuando tomó auge con las teorías de varios “científicos” que establecían diferencias entre una raza y otra, colocando a los blancos en un estrato superior.

Joseph Arthur, conde de Gobineau, diplomático y escritor francés que desempeñó varios cargos en Suiza, Persia, Grecia, Brasil y Suecia, escribió el “Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas” (1853-1855), siendo el primer teórico de las tesis sobre la supremacía de las razas arias, con lo que ese mito de superioridad ario no es originario de los nazis, ellos lo tomarían prestado siendo sus máximos defensores, pero no lo idearon. Ni siquiera fueron los únicos que apoyaban estas hipótesis de supremacía blanca sobre el resto de razas; en Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia tuvieron una gran aceptación. Es más, antes de la II Guerra Mundial, los Gobiernos occidentales no veían con malos ojos al nacional-socialismo, tan solo cuando supuso una amenaza para su imperialismo, especialmente los británicos.

A lo largo de la Historia se han producido varios holocaustos, no solo el judío: los españoles en América prácticamente arrasaron las culturas amerindias, los británicos en Australia con los aborígenes o en África donde, debido al colonialismo británico y francés, desaparecieron numerosas tribus.

Situación actual

Hoy en día el racismo sigue vigente en forma de insultos, guettos, negación de acceso a lugares públicos, exclusión, etc.

Curiosamente, el continente donde el racismo es exacerbado en la actualidad es África, especialmente en Sudán y Zimbawe, donde ahora son las tribus negras las que persiguen a los blancos o los árabes a los negros, en fin, una verdadera locura que parece no tener fin.

Pero lo peor no es el racismo en sí, por muy odioso que resulte. En la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, todos sabían en el fondo lo que se proponían los nazis, pero nadie se atrevía a decir nada por miedo. Martin Luther King dijo en una ocasión: Cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX, no nos parecerán lo más grave las fechorías de los malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas personas.

El año pasado dieron la vuelta al Mundo una imágenes extraídas de las cámaras de seguridad de un Hospital de Nueva York en las que se podía ver a una mujer de raza negra, jamaicana y con un aspecto que para nada se parecía a la de una modelo, como se retorcía de dolor sin que nadie le hiciera el más mínimo caso, ni el personal sanitario ni los familiares de los pacientes, nadie. Ya sabemos todos lo deficitario del sistema sanitario norteamericano, donde si no tienes seguro médico privado, no eres nada.

Pero hechos tan vergonzosos y lamentables como ese suceden también en Europa: también en 2008, en verano, dos niñas gitanas rumanas morían ahogadas en una playa de Nápoles. Sus cuerpos permanecieron durante horas cubiertos por toallas mientras la gente seguía bronceándose y bañándose como si nada.

Por supuesto, tanto norteamericanos como italianos son en su mayoría buena gente que odian el racismo como todo el mundo, pero escenas como esas cuesta olvidarlas y aunque no deben definir a toda una comunidad sí debieran servir para cambiar ciertas regulaciones y leyes. Como por ejemplo lo que ocurre en los campos de fútbol europeos, donde a pesar de las medidas de seguridad, una vez dentro del estadio ves a decenas de hinchas arrojando botellas de vidrio, palos u objetos de todo tipo o exhibiendo pancartas racistas, nazis y todo tipo de simbología extremista.

Sergi Xavier, quién agredió a una chica ecuatoriana de 16 años de edad el siete de octubre de 2007, lo que fue recogido por las cámaras del vagón del metro de Barcelona, en el que viajaban y que sería emitido por todas las cadenas de televisión de Latinoamérica, solo se arrepintió de lo que hizo cuando se dio cuenta de las repercusiones legales que podría acarrearle, no del acto en sí. Insultó a la muchacha llamándole “zorra” e “inmigrante de mierda” a la par que le agredía salvajemente mientras hablaba con su teléfono móvil, como quién no quiere la cosa.

El Movimiento contra la Intolerancia en España denunció entonces que todos los años se producen miles de casos de verdadero racismo de los que varios cientos no suelen ser notificados a la Policía por los inmigrantes por miedo a sus agresores. En esta ocasión, en cambio, la Guardia Civil actuó ya que aunque la agredida ecuatoriana no quiso denunciar, de nuevo por miedo, los agentes comprendieron la situación, se hicieron cargo pero, por supuesto, detuvieron al agresor. Sin embargo, quedó libre en espera de juicio lo que clama al cielo: cómo una persona así puede andar por ahí como si nada mientras la chica recibía atención psicológica y no se atrevía a salir de casa.

De todos modos y sin justificar ese suceso, España no es de los Países más racistas, como asegura el Eurobarómetro o el Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia que ha observado, en sus encuestas, como el 73,7 % de los españoles opinan que la inmigración contribuye de modo importante al crecimiento económico. De todos modos, lo sucedido con la muchacha ecuatoriana o la experiencia de los sudamericanos que intentan sobrevivir en España, dan una imagen de este País bastante negativa en Hispanoamérica donde se ve a los españoles como prepotentes que prestan más atención a Europa a la que desean parecerse que a Iberoamérica a la que desprecian. No todos en Latinoamérica piensan así de los españoles pero es un sentimiento generalizado, sobre todo en aquellos Países donde las compañías multinacionales españolas monopolizan ciertos servicios.

Sin embargo, son los Estados Unidos la Nación que sigue viéndose como más racista en todo el Mundo. Tal vez porque es donde más riqueza se concentra ya que no nos engañemos, no es un problema étnico sino de poder adquisitivo. Si eres negro pero gozas de un patrimonio importante, nadie te va a tratar mal, pero si no tienes donde caerte muerto, el hecho de ser negro empeora tu situación.

De todos modos, se da la curiosa paradoja de que el País donde menos apología del nazismo se ve hoy en día es Alemania; en cambio, en Rusia y Japón (y como no, en Estados Unidos) están a la orden del día. Se ve que muchos jóvenes rusos no han estudiado Historia y debido a ello han olvidado los males infringidos por los nazis a sus abuelos, quienes desean olvidar aquella etapa de su vida.

Aún así, el pueblo alemán vive preocupado por el incremento del neonazismo en su País. Aunque se les catalogaba como unos pocos extremistas a los que nadie hacía caso, viejos nostálgicos de un Régimen que en Alemania nadie quiere que vuelva, lo cierto es que en 2006 se observó, con respecto al año anterior, un incremento de un 20 % en el número de actos violentos protagonizados por grupúsculos de ideología nazi, según la Policía Federal de Investigación Criminal, la conocida BKA.

Además vemos el resurgir de formaciones políticas con doctrinas antisemitas como el Partido Nacional Demócrata (NPD) o su coaligada Unión del Pueblo Alemán (DVU), con representación parlamentaria en los Estados de Sajonia, Brandeburgo y Bremen. Sin embargo, ha podido más entre las autoridades alemanas el miedo a que se les considere a ellas anticonstitucionales si prohíben la actividad de estos partidos políticos. Al final han decidido atacarles por la vía económica, reclamándoles 1,7 millones de euros de los fondos públicos que recibieron como formación política que a fin de cuentas son, constituidas legalmente. En cambio, se considera que hicieron mal uso de esos fondos por lo que ahora se les reclama, creyendo que al ponerles en una situación económica difícil, podrán eliminarles y de este modo, problema resuelto, pero no es tan sencillo ya que estas formaciones acaban obteniendo dinero de sus apoyos ultraconservadores.

El racismo es un problema más de nuestra sociedad actual y en momentos de crisis global se acrecienta ya que los inmigrantes acaban siendo vistos como invasores que roban puestos de trabajo aceptando cualquier condición laboral por infrahumana que sea y lo que nunca debemos dar lugar a que ocurra es un enfrentamiento entre etnias ya que los culpables son los explotadores que abusan tanto de inmigrantes como de nacionales del País; no podemos culpar de una situación de crisis económica a un colectivo que solo busca sobrevivir, a fin de cuentas lo mismo que los demás. Por lo tanto, el primer paso para erradicar el racismo es acabar con la explotación empresarial tomando medidas legales que la eliminen para, de este modo, una vez las condiciones sean las mismas para todos, poder convivir en igualdad y solidaridad interracial.